1. Los transistores echaban humo

​El hecho de que los dos partidos fueran a la misma hora provocó que un gran número de aficionados del Barça y el Madrid, conectasen sus radios. Tanto Málaga como Barcelona hizo que los transistores funcionasen a máxima potencia durante 90 minutos.

2. La eficacia de Van Nistelrooy

​Van Nistelrooy fue el jugador más determinante del Madrid en la recta final de la temporada. Anotó en la Romareda el 2-2 ante el Málaga, paralelamente al gol de Tamudo en el Camp Nou. Un gol que dejaba al Madrid como líder y solo dependían de ellos.

3. El trágico minuto

​El Barcelona fue líder durante 47 minutos pero lo perdió todo en el 90. Pero Oleguer, que había entrado en la segunda mitad, rompió el fuera de juego que habilitó a Tamudo para que anotase el gol. Todo dependía del Mallorca y el Madrid no perdonó.

4. Iván de la Peña y su revancha

​Iván de la Peña fue jugador del Barcelona antes de recalar en el equipo rival. Lo pelat, como se le conocía popularmente, se inventó dos pases milimétricos entre Thuram y Puyol que terminaron en el fondo de la red.

5. Messi emuló a Maradona

​Messi seguía creciendo como futbolista. Tras la jugada maradoniana ante el Getafe, también marcó un gol maradoniano al Espanyol. Esta vez con la mano.

6. El retorno de Guardiola

Esa misma semana, volvía Pep Guardiola al FC Barcelona. Pero para entrenar al filial. El técnico de Santpedor estudió a fondo la cantera culé y de ahí salieron jugadores como Pedro o Busquets

7. La sanción de Ronaldinho

Pocos se acuerdan de esto pero ​Ronaldinho fue sancionado en el partido anterior por una acción a Belenguer. Tras esperar la cautelar durante toda la semana, finalmente no fue concedida y jugó Gudjohnsen.

8. Hubo sospecha de los "maletines"

La mayoría de socios podían imaginar que el Espanyol llegaría primado al Camp Nou, de la misma manera que el Zaragoza lo estaría ante el Madrid.

9. Un Camp Nou lleno hasta la bandera

Al estadio entraron 90.695 personas. El Camp Nou mostró la imagen de las grandes ocasiones. Y las caras de depresión corrieron como la tinta cuando el árbitro pitó el final.